Lunes 12 de marzo de 2018



El buen ejemplo que nos dan los vecinos organizados de suárez mujica es digno de replicarse en todas las ciudades chilenas.

Alarmados por las amenazas que se ciernen sobre el barrio Suárez Mujica en Ñuñoa, hace cuatro años un grupo de vecinos buscó la manera de conservar los valores arquitectónicos y ambientales de su entorno. Acudieron a juntas de vecinos, convocaron asambleas vecinales, crearon una organización para la identificación y protección del patrimonio arquitectónico, así como para la elaboración del expediente necesario para solicitar al Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) la declaratoria del barrio como Zona Típica, avalado por la recolección de más de 5.000 firmas.

El barrio se ubica al sur de José Domingo Cañas y fue urbanizado hacia fines del s. XIX, con quintas y magníficos chalets, de los que sobreviven muy pocos ejemplos. A partir de la década de 1930, el barrio se desarrolló siguiendo el modelo de ciudad-jardín, donde la clase media de la época, compuesta por profesionales, empleados públicos y particulares, inmigrantes árabes, europeos y judíos, construyeron excelentes casas en diversos estilos. Es así como este barrio concentra ejemplos del naciente movimiento moderno en Chile, con obras de Schapira & Eskenazi, Vadim Fedorov, Luciano Kulczewski, Viterbo Castro, José Dvoredsky y Mauricio Despouy, entre otros. Estas casas se han conservado muy bien hasta el día de hoy y conforman una zona única en Santiago, donde el trazado urbano, la arborización y el estilo de las viviendas constituyen una unidad coherente y valiosa.

En los próximos días, el CMN deberá pronunciarse sobre la protección de este bellísimo barrio, considerando que conserva innumerables tesoros de la arquitectura moderna, así como la atmósfera intacta de la ciudad-jardín en su mejor momento. Esperamos que este y otros barrios significativos puedan ser defendidos del tipo de desarrollo inmobiliario que hemos sufrido en las últimas décadas por falta de normas y de escrúpulos, borrando la historia y sin ofrecer a la ciudad algo mejor. Todo barrio se puede densificar, pero es un imperativo moral hacerlo con criterio y calidad. Es bueno recordar a los detractores de estas declaratorias protectivas -que suelen lamentarse de antemano por la supuesta imposibilidad de especular con sus propiedades- que los barrios protegidos aumentan su valor, y que la especulación estará, en todo caso, siempre limitada a la constructibilidad permitida. Hoy, la mayoría de los ciudadanos rechazan los excesos de altura y la degradación del espacio público en barrios residenciales. El buen ejemplo que nos dan los vecinos organizados del barrio Suárez Mujica de Ñuñoa es digno de replicarse en todas las ciudades chilenas, no solo por la voluntad de conservar lo que es valioso, sino por la necesidad de discutir sobre la ciudad que queremos.

FUENTE:
País: Chile
Fecha: 2018-01-06
Medio: Economía y Negocios



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